Revolución en Libertad
Frei Montalva acuñó este eslogan en los años 60, y muchos creímos que venía de Konrad Adenauer y Ludwig Erhard, autores del milagro alemán: libertad económica, democracia y prosperidad.Pero no: era sólo otra revolución de izquierda, aunque sin paredón. De modo que, en vez de ser el Adenauer chileno, Frei terminó siendo el Kerensky chileno.Si el consiguiente "Plan Z" hubiera resultado, podríamos hoy tener que estarnos preparando para ir a la Plaza de la Constitución a celebrar el nonagésimo (o algo así) cumpleaños del compañero Presidente Perpetuo, pero la Virgen del Carmen, Patrona de Chile, nos envió otro salvador, que rescató a nuestra democracia y nuestra libertad. Por algo la efigie de Ella quedó grabada en el vidrio del auto presidencial, en 1986, cuando los defensores de los derechos humanos lo acribillaron, sin conseguir su propósito.Pero "la cabra tira pa'l monte", y Chile hoy vuelve a las andadas, con una Presidenta que viene del socialismo ultra, que llena al país de controles, aplica un desastroso plan socialista de transporte colectivo e interviene el mercado del trabajo, con el aporte de la guinda de la torta, el "salario ético" de monseñor Goic, que obliga a su jefe, el cardenal, a revisar los subcontratos de la Iglesia, tras lo cual temo que no le van a cuadrar los ingresos con los gastos.La fiera socialista otra vez anda suelta. El Frente Anticapitalista pone bombas que los medios minimizan. Tiene un paro nacional de la CUT contra el modelo económico. El profesor Patricio Cortés, de la Universidad del Desarrollo, resume la situación en su excelente artículo "Emprendedores: váyanse de Chile" (El Mercurio, 13.08.07), donde dice que el reciente GEM Report 2007 del London Business School y del Babson College muestra que Chile lleva una caída acumulada del 40 por ciento en su actividad emprendedora en los últimos tres años.El intervenido mercado laboral socialista hace que nuestros jóvenes y mujeres tengan tasas de empleo 20 puntos porcentuales inferiores a las de países desarrollados, y que las mujeres del quintil de ingreso más bajo tengan una tasa de empleo de poco más de un tercio que las del quintil más rico.Pero, como decía Tomic, "el alba está por despuntar cuando la noche es más oscura". Y entonces surge la excelente propuesta de Sebastián: un ingreso mínimo ético para los pobres, que no interfiere en el mercado del trabajo ni genera desempleo, como el salario ético de monseñor. ¡La plata para los pobres y no para los burócratas!Y yo añado: los dos billones o más al año que van al Ministerio de Educación, que se los den a los dos millones de hogares pobres en forma de "vouchers", para que manden a sus hijos al colegio pagado de excelencia que elijan, pues alcanza. Y el otro tanto del monstruo burocrático que es el Ministerio de Salud, en forma de "vouchers", para que los pobres se atiendan en la clínica privada que elijan, sin esperas, sin camas en los pasillos ni niños muertos por negligencia. Todo igual a lo que tenemos los ricos.Y hay que privatizar todos los otros monstruos estatales, de cuyas ubres se nutre el "red set" de la Concertación, y darles la plata a los pobres. Así se terminarán las grandes desigualdades de ingreso.¿Vendrá, por fin, la verdadera, genuina y definitiva Revolución en Libertad?
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